3 de diciembre de 2016

El beso de la muerte (Vampiros psíquicos)


"Si hay en el mundo una historia bien documentada es la de los vampiros. No falta nada: testimonios orales, certificados de personas notables, de cirujanos, sacerdotes y magistrados. La evidencia jurídica es de las más completas. Sin embargo, ¿quién cree en los vampiros?
Jean-Jacques Rousseau

En: "Carta al Arzobispo de París", refiriéndose con contundente ironía a las "pruebas" sobre la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo. A todas luces mucho menos acreditadas en términos históricos documentales que el vampirismo.



"Sólo tendrás que abstenerte de comer la sangre,
porque la sangre es la vida, y tú no debes comer
la vida junto con la carne"
(Deuteronomio, 12-23).
Alguna vez te has preguntado el por qué se alimentan los Vampiros si se trata de organismos muertos. Para algunas personas la respuesta es simple, porque necesitan energía para “¿vivir?”

Hagamos un análisis más profundo, primeramente podríamos concluir que los vivos y los no muertos (o no vivos, mejor denominados Revinientes o Redivivos), utilizan energía para poder desempeñar sus actividades. En torno a los denominados muertos vivientes, en particular los vampiros, siguen este patrón, y se nos ha hecho creer que ellos se alimentan de sangre, ¿Por qué?

¿Qué tiene este líquido que se le ha considera una sustancia vital? En particular nada distinto de lo que puede contener cualquier otro derivado de un ser vivo, esto es proteínas, carbohidratos y grasas. Pero desde hace muchos años, aproximadamente hace 4 siglos antes de nuestra era, Aristóteles propone la teoría de la “Pangénesis” donde explicaba el parecido entre un individuo y sus padres. Él planteaba que cada órgano y estructura liberan pequeñas gémulas que llegan a las unidades reproductivas, las cuáles consideraba que estaban en la sangre, que circulan libremente por todo el sistema circulatorio y se multiplican por la subdivisión y que al mezclarse entre los progenitores, estas gémulas hacen que el individuo se parezca a sus padres.


La hipótesis también asume que estas gémulas no necesitan en todos los casos convertirse en células, pero pueden permanecer en estado latente, y se transmiten de generación en generación sin producir un efecto notable hasta que se produzca un caso de atavismo.

El vampiro al apropiarse de estas gémulas genera un proceso de simbiogénesis (conexión entre depredador y presa), apropiándose con ello del alma de la víctima generando en sí mismo un organismo más complejo.

Así la sangre se vuelve un medio entre lo físico y lo espiritual. Al tomar la sangre de una persona joven y saludable, el nosferatu ingería su espíritu y curaba cualquier cosa que afectase su alma. Para alimentarse el vampiro busca la arteria carótida de su víctima a la que accede fácilmente desde el lateral del cuello, y clava sus colmillos con una gran precisión. De este modo puede beber de la víctima todas las veces que necesite sin que se desangre excesivamente.

Simbiogénesis
La sangre del vampiro, en cambio, es diferente de la sangre humana y es lo que le da a los vampiros sus diversas habilidades y es la esencia de su vida literalmente, mientras que la sangre humana sostiene la vida, la sangre de vampiro es la vida.

Si la sangre de vampiro es consumido por un ser humano (o cualquier otra criatura) en una dosis pequeña (una o dos gotas), aumentará los sentidos, aumentar la fuerza, y puede hacer disfrutar de una experiencia sexual intensa, y causar alucinaciones. Si se toma en una dosis grande cuando no hay lesiones en el ser humano, van a tener un gran aumento de la libido. El ser humano y el vampiro, mantendrán una unión eterna entre ellos, que pueden convertirse en una relación o fantasía sexual/romántica.

La ahora desechada teoría de la Pangénesis es la base de la explicación de que un vampiro pueda convertir a un ser humano en vampiro a través del intercambio sanguíneo, porque se da un intercambio de gémulas simbióticas.

Como vemos la creencia de que la sangre conlleva algo especial ha servido para que la fantasía de quienes no conocen nada sobre vampirismo les permita hacer un sinfín de afirmaciones carentes de racionalidad.

Entonces ¿Si lo de la sangre no es la fuente de alimentación del vampiro, qué si lo es?


"La ausencia de evidencia no es evidencia de ausencia".
Konstantin Tsiolkovsky

Volvamos al planteamiento inicial, lo que necesitan estos seres es ENERGÍA, así que analicemos qué otra cosa puede proveerlos de ella de acuerdo a su naturaleza.

Hay varias alternativas que pueden alimentar el espíritu y estas son: el arte, el amor, el juego y el sexo, cada uno de ellos encienden el circuito de recompensa del cerebro, las experiencias religiosas también lo pueden activar, según señala un estudio científico de la Escuela de Medicina de la Universidad de Utah, en Salt Lake City. El circuito de recompensa es un grupo de estructuras neuronales de nuestro cerebro, relacionado con el deseo, el placer y el refuerzo positivo.

“Apenas estamos empezando a comprender cómo el cerebro participa en estas experiencias”, explica Jeff Anderson, coautor del trabajo, quien destaca que en los últimos años “las tecnologías de imagen cerebral han avanzado de tal forma que nos podemos acercar a interrogantes que existen desde hace milenios”.
Libido

En los estudios realizados a varios sujetos se encontró que los sentimientos manifestados por los participantes identificaron estas emociones como similares a una especie de revitalización.

Basándose en las imágenes del IRMf, los científicos descubrieron que dichos sentimientos intensos se asocian con la activación del núcleo accumbens, un grupo de neuronas del encéfalo a las que se atribuye una función importante en el placer y el sistema de recompensa.


"¿De qué otra forma se puede amenazar que no sea de muerte? Lo interesante, lo original, sería que alguien lo amenace a uno con la inmortalidad". 
(Jorge Luis Borges).


De acuerdo a la esencia de los vampiros, la fuente de energía que podría asociarse con estos estudios científicos es la sexual, y que el psicoanálisis la ha definido como “Libido”, ya que este concepto engloba todo apetito de amor (erotismo, sexualidad, cariño, enamoramiento, afán por el cuidado del otro) en su definición.

La libido se puede definir como una carga de energía vital ligada al sexo que no solo constituye la base del instinto sexual, sino que se manifiesta en las formas más nobles y sublimizadas del amor, que nada tienen que ver con la conjunción carnal, considerado por algunos autores como impulso y raíz de las más variadas manifestaciones de la actividad psíquica. La mayoría de los médicos y psiquiatras consideran que un nivel de libido inferior a lo “normal” representa una patología, y recomiendan que se tomen medidas.

De esta manera la libido que más se aproxima a la actividad vampírica es la descrita por Sigmund Freud haciendo referencia a la ENERGÍA VITAL general de la persona y sus instintos de conservación que contrapone los instintos de la vida (Eros), al instinto de muerte (Tánatos). Así lo apuntó Freud en  sus últimas obras reconsiderando este concepto y aplicándolo también a la energía productiva y vital de todo ser, y aquí podríamos incluir el sustento vampírico.

El beso de la muerte
(Tánatos)
De esta manera la esencia del vampiro, que es como un sistema que se autorregula gracias a la lucha entre tendencias o instancias opuestas se mantiene en una especie de estado vital, es decir, la energía psíquica profunda que orienta el comportamiento hacia un fin, el mantenerse redivivo y se descarga al conseguirlo. A esta dialéctica interna de la psique se la llama libido y la única manera de reestablecer esa energía es a través de su instinto sexual. Por ello las personas que han tenido un encuentro verdadero con un vampiro real, se agotan físicamente.

Este proceso ha proporcionado una mejor base científica sobre la conducta de estos depredadores que ahora son mejor conocidos como vampiros psíquicos. Aunque el término haya cambiado y nos permita conocer una de sus facetas, todavía queda mucho por descubrir acerca de estos misteriosos seres.



Fuentes



Hernan Silva Silva. Medicina Legal y Psiquiatría Forense. Ed. Jurídica de Chile, 1995.

Segatore Luigi, Poli Gianangelo. Diccionario médico Teide. Editorial Teide, 1983.

Quijano Peñuela Jorge Eliécer. Ciento cincuenta años del natalicio de Sigmund Freud. Pensando Psicología 2006; 2(2): 27-34.