23 de enero de 2012

CONSEJOS PARA REDACTAR BIEN

Por Juan Carlos Pérz Vertti Rojas

Ahora que están un poco estresados escribiendo sus ensayos, haciendo su estudio sobre vertebrados, pues ahí les van unos cuantos consejos para que su trabajo está bien presentado y sea entendible:

1º- Lo primero hes conoser vién la hortográfia.

2º- Cuide la concordancia, el cual son necesaria para que Ud. no caigan en aquellos errores.

3º- Y nunca empiece por una conjunción.

4º- Evite las repeticiones, evitando así repetir y repetir lo que ya ha repetido repetidamente.

5º- Use; correctamente. Los signos: de, puntuación,

6º- Trate de ser claro; no use hieráticos, herméticos o errabundos gongorismos que puedan jibarizar las mejores ideas.

7º- Imaginando, creando, planificando, un escritor no de aparecer equivocándose, abusando de los gerundios.

8º- Correcto para ser en la construcción, caer evite en transposiciones..

9º- Tome el toro por los cuernos y no caiga en lugares comunes.

10º- ¡Madre del amor hermoso!... creo a pie juntillas que deben evitarse las antiguallas.

11º- Si algún lugar es inadecuado en la frase para poner colgado un verbo, el final de un párrafo lo es.

12º- Pon cuidado en las conjugaciones cuando escribáis.

13º- No utilice nunca doble negación.

14º- Es importante usar los apóstrofo's correctamente.

15º- Procurar nunca los infinitivos separar demasiado.

16º- Relea o escrito, y vea si palabras.

Espero que estos consejos les sean útiles y los ayuden a ser menos ignorantes...

3 de enero de 2012

Insectos, relojes de la muerte

Por Juan Carlos Pérez Vertti Rojas



La entomología forense es la rama de la biología que estudia los insectos asociados al proceso de descomposición cadavérica, lo que la convierte en una herramienta útil para esclarecer incógnitas que rodean a los cadáveres encontrados en circunstancias particulares. En muchos países, los estudios sobre entomología forense son amplios y utilizan esta ciencia como herramienta legal. Sin embargo, aún faltan investigaciones que enriquezcan y fortalezcan esta ciencia para lograr que se convierta en una herramienta legal y que sea parte fundamental en el análisis de las escenas de crimen.

Los insectos son el grupo de animales más exitoso y abundante del mundo, con cerca de un millón de especies descritas. Muchas especies de moscas (Diptera) y escarabajos (Coleoptera) son atraídas por los cadáveres, donde se alimentan, viven y crían dependiendo de sus preferencias biológicas y del estado de descomposición.

Historia

El primer documento sobre un caso resuelto por la entomología forense se remonta al siglo XIII y se encuentra en un manual chino de medicina legal, el cual refiere a un homicidio en el que apareció un labrador degollado por una hoz. Se describe que el día después de la muerte, el investigador pidió a todos los labradores que pusieran su herramienta de trabajo (hoz) en el piso. Trazas invisibles de sangre atrajeron moscas a una única hoz. Confrontado con la evidencia el dueño de la hoz confesó su crimen.

El uso de insectos en la rama forense empezó a trabajarse como ciencia a mediados del siglo XIX. En el año 1850, Bergeret hizo la primera determinación del tiempo de muerte en un cadáver, basándose en el desarrollo de las larvas y pupas que contenía. Este fue uno de los primeros casos en que la evidencia entomológica fue admitida en un tribunal de justicia. Posteriormente, Megnin expandió los métodos de sus predecesores, proponiendo que un cuerpo expuesto al aire sufre una serie de cambios, En el año 1978, Leclercq publicó "Entomología y Medicina Legal: Datación de la Muerte" y, en 1986, Smith publicó "Manual de Entomología Forense". A partir de este momento la trayectoria de la entomología forense ha venido en asenso. Uno de los trabajos más destacados es la obra de Jason Byrd y James Castner, titulada "Forensic Entomology: The Utility of Arthropods in Legal Investigations", publicado en el año 2001. Greenberg y Munich publican "Entomology and the Law: Flies as Forensic Indicators", donde se describen las moscas de importancia forense.

Aunque la entomología forense no es aún una herramienta legal en algunos países, la recopilación de datos permite utilizarla como complemento en algunos casos forenses.

Descomposición de un cadáver

El proceso de putrefacción de un cuerpo atraviesa cuatro etapas desde que se presenta la muerte hasta la descomposición completa.

Estado fresco

Comprende desde el momento de la muerte hasta que la persona se hincha. En el interior del organismo empieza un proceso de fermentación anaerobia por parte de los microorganismos que se encuentran en el sistema digestivo.

Estado hinchado

Debido al proceso de fermentación el cuerpo comienza a acumular gases hasta adquirir una apariencia voluminosa, lo que origina una presión en el cuerpo, desde el interior hacia el exterior. Debido a esta presión se iniciará la salida de líquidos, de heces y mucosas por el ano, y rotura de piel en las zonas de más tirantez, por lo general las de la región abdominal (incluso, algunos llegan a explotar). En este momento los insectos han puesto sus huevecillos y hay un desarrollo larvario.

Estado de descomposición activa

Después de la salida de gases y el consumo extendido de todos los tejidos blandos por parte de las larvas necrófagas, es perceptible a gran distancia el olor pútrido, y las grandes masas de larvas en su desarrollo y trayectoria van dejando un reguero de líquidos que empapan los aledaños del cadáver.

Estado de descomposición avanzada

Esta fase comprende la desaparición de las larvas de los dípteros consumidores del cadáver. Los restos del cuerpo sólo comprenden pedazos de piel, huesos y cartílagos duros. A esta fase también se le denomina seca.



La entomología forense y su utilidad

La entomología forense interpreta la información que suministran los insectos como testigos indirectos de un deceso, donde la patología clásica no provee todos los datos necesarios para resolver un caso. Los objetivos principales de esta ciencia son: determinar el intervalo post mortem a través del estudio de la fauna cadavérica, establecer la época del año en que ocurrió la muerte y verificar si un cadáver ha sido trasladado. Esta información, sin duda, da certeza y apoyo a otros medios de datación forense. De igual manera, esta ciencia puede ser utilizada para vincular al sospechoso con la escena de crimen o a su presencia anterior en el lugar de los hechos, relacionando la actividad de llegada de los insectos con los grupos que se encuentran en un área determinada.



¿Por qué insectos, qué tienen en particular para ser usados en la ciencia forense?

Algunas moscas tienen características que las hacen únicas para ser utilizadas en la ciencia forense; la primera y más importante es su hábito alimenticio, son los primeros animales que llegan a un cadáver. Muchas de estas especies son necrófagas y se alimentan directamente de cadáveres en su estado larvario. Los dípteros de mayor importancia pertenecen a las familias Sarcophagidae, Calliphoridae y Muscidae. Otras características de las moscas están relacionadas con su morfología y fisiología, como la capacidad de detectar el olor emanado por un cadáver a kilómetros de distancia y el tamaño pequeño que les facilita el acceso a casi cualquier lugar, ya sea un sótano, el baúl de un auto o una habitación cerrada, logrando ser las primeras en hallar un cadáver. Además, su capacidad de volar les permite desplazarse a grandes distancias en tiempos relativamente cortos.

Las moscas como relojes biológicos

Hay cadáveres que tardan meses en ser descubiertos y, en estos casos, el estudio de los insectos que se han alimentado del cuerpo es, en muchas ocasiones, el único método fiable para calcular el intervalo post mortem. Los insectos, y en particular algunas especies de moscas, acuden de inmediato a los cadáveres, incluso antes de que el difunto haya expirado y por muy escondido que se encuentre. Es por ello que el ciclo de vida de las moscas permite determinar este intervalo, si se considera el tiempo que tardan en pasar de un estado a otro. La metamorfosis completa de la mosca consta de cuatro estados bien definidos. El huevo es seguido por un período larval de intensa actividad alimenticia, con posterior ingreso a uno de inmovilidad (pupa), período en el cual se desarrollan las características del adulto, quien surge pasadas una o dos semanas.

El análisis de los huevos de moscas colectados de los cadáveres (disección, microscopia óptica y microscopia electrónica) puede ayudar a los investigadores en la estimación precisa del intervalo post mortem. Los huevos incuban típicamente en uno a tres días, dependiendo de la especie y las condiciones ambientales. El examen del estado embrionario muestra el tiempo de oviposición y, por lo tanto, el tiempo de muerte. Las larvas de mosca crecen rápidamente, pasando por tres estadios larvales antes de alcanzar su tamaño final. Estas se crían juntas en grandes números y se mueven entorno al cadáver promoviendo, así, la diseminación de bacterias y secreción de enzimas, lo cual hace posible el consumo de los tejidos blandos del cadáver. El desarrollo de las larvas tarda varios días dependiendo tanto de la especie, de las condiciones ambientales, como del número de larvas presentes. A mayor temperatura y mayor humedad relativa el insecto se desarrollará más rápido y viceversa. Por ejemplo, Chrysomya rufifacies (Calliphoridae) tarda en pasar de huevo a adulto 612 horas a 15.6 ºC, 289 horas a 25 ºC y 180 horas a 32 ºC. Si tenemos en cuenta un modelo de referencia donde el desarrollo de las larvas de dípteros es una curva de crecimiento, entonces la mejor estimación de la edad para una larva es el valor que corresponde a su tamaño en la curva, es decir, una línea horizontal trazada desde un valor en el eje del tamaño de la larva, intersecaría con la curva de crecimiento directamente sobre la edad de la larva.

Sucesivas oleadas de insectos visitan el cadáver en función de sus apetencias necrófagas, los últimos en aparecer son algunos coleópteros y los ácaros que se encargan de hacer desaparecer el pelo y las ropas del difunto.

Cada una de estas especies necrófilas acuden a los cuerpos de forma predecible y con una pauta perfectamente determinada que permite a los investigadores precisar, con cierta exactitud, el momento de la muerte.

Hasta los cadáveres llegan también otros artrópodos oportunistas, que se alimentan no sólo del cuerpo en descomposición, sino de los propios insectos que han colonizado el cadáver, lo que afina aún más el estudio de los entomólogos.

La pauta de desarrollo de los insectos cambia radicalmente según la temperatura, la humedad y el lugar en el que ha quedado expuesto el cuerpo del fallecido. Por eso, los investigadores colocan termómetros en el lugar del hallazgo y comparan los datos recogidos con los facilitados por la estación de Meteorología más cercana.

Biología, preferencias y medio ambiente

El ambiente es esencial cuando se va a estimar el intervalo post mortem (IPM), dado que el desarrollo de cualquier insecto está influenciado por las condiciones ambientales y por el microclima, es por ello que la aplicación de la entomología forense requiere un conocimiento preciso de la mecánica y los factores ambientales que pueden intervenir con los procesos de colonización, tiempo de desarrollo y descomposición de los cadáveres. Para determinar el IPM es fundamental saber cuáles insectos se encuentran en la zona, por tal razón, el primer estudio es identificar la entomofauna asociada a la descomposición cadavérica del lugar.

Los factores más importantes a tener en cuenta son: temperatura, humedad relativa, pluviosidad, radiación solar y nubosidad. Además, se deben tener en cuenta factores tales como tipo de vegetación, follaje, cobertura y desniveles del terreno. Cada especie tiene preferencias con respecto a su hábitat, el cual influye en la presencia o ausencia de ciertas moscas sobre el cadáver, el clima es un factor determinante para el establecimiento de las especies. Las moscas también tienen preferencia por los lugares soleados o sombreados. Los géneros Lucilia y Sarcohaga prefieren condiciones soleadas, mientras que el género Callíphora refiere condiciones de sombra. Por lo tanto, en cuerpos encontrados dentro de casas uno esperaría encontrar especies de Calliphora y no de Lucilia o Sarcohaga.

El microclima juega un papel importante en el proceso de descomposición. La vegetación proporciona una humedad relativa elevada, además de protección contra la radiación solar y la lluvia, generando un medio favorable para que el desarrollo de las larvas se acelere y el tiempo de descomposición disminuya. En escenas en interiores es igualmente necesario recolectar datos como temperatura, existencia de calefactores automáticos, aires acondicionados y posición del cadáver con respecto a las puertas y ventanas.

La preferencia de los insectos por el estado de descomposición del cadáver permite ver una clara sucesión durante el proceso de descomposición. Primero llegan los dípteros necrófagos (Calliphoridae, Sarcophagidae y Muscidae), luego los coleópteros necrófagos (Silphidae, Dermestidae, y Scarabaeidae) y los depredadores (Syrphidae, Staphilinidae, Forficulidae, Histeridae, Carabidae Vespidae y Cleridae), seguidos por dípteros saprófagos, parasitoides tales como himenópteros y algunos ácaros colémbolos y hormigas que se encargan de limpiar los huesos. Durante la fase avanzada llegan principalmente múscidos y posteriormente escarabajos derméstidos.

Pero el estudio de la fauna cadavérica no sólo puede ayudar a fijar el momento del deceso. También puede, a falta de restos cadavéricos suficientes, arrojar luz sobre las causas y las circunstancias de la muerte. Los investigadores analizan los insectos que se han alimentado del cuerpo a la búsqueda de drogas, venenos o restos de pólvora. Se estudian también los animales recogidos bajo el cadáver, para descartar la posibilidad de que éste haya sido trasladado de lugar. También se examinan los estómagos de las larvas a la búsqueda de restos de DNA del fallecido.






BUEN INICIO DE AÑO