16 de junio de 2012

¡Arriba la poligamia!

Por: Karina Rodríguez y Juan Carlos



Amigos con derechos
 ¿Sabes lo que son los “amigos con derechos”? tal vez lo has escuchado como “free”, pero significa lo mismo y es que en una pareja se establezca la relación de poder saciar las necesidades de placer erótico sin compromisos o ataduras a alguna especie de relación formal. ¿Lo ves mal? Bueno debemos de aclarar ciertos puntos, y uno de ellos en relación con el título.

La poligamia es cuando un organismos tiene muchas parejas reproductoras, biológicamente esto te da más ventaja para dejar descendencia, además que los mamíferos (grupo biológico al que pertenecemos), casi el 100% son polígamos, pero principalmente poliginios.

La poliginia es cuando un macho se aparea con muchas hembras, lo que es un buen ejemplo de lo que Darwin llamó “Selección sexual”; mientras que la otra versión es la poliandria; que consiste en que una hembra tenga muchos machos para reproducirse, lo que sucede en muy pocas especies de mamíferos, pero en gran parte de aves.


Poligamia
 ¿Cómo es que la mayoría de los mamíferos son polígamos? Tal vez se pueda contestar esta pregunta basándose en la Coevolución. Los mamíferos son los animales mejor adaptados a muchos medios (terrestres, marino, etc.) esto ocasiona que tengan diferentes tipos de interacciones con otros grupos taxonómicos- Por ejemplo; en algún momento los organismos, que los depredaban desarrollaron mejores estrategias para cazar; lo que generó una respuesta en los mamíferos que contrarrestara el potencial de los depredadores, y tal vez una buena respuesta adaptativa fue una sobrevivencia más rápida y menor preocupación por la elección de pareja, o en otras palabras, la poligamia para poder aumentar el número de descendientes y de esta manera evitar extinguirse.

Un ejemplo lo podemos ver con los murciélagos; viven en manadas muy grandes actuando como un mecanismo de defensa contra depredadores; los búhos y halcones pudieron haber extinguido al murciélago, en el momento en el que desarrollaron mejor sus alas mejoraron sus técnicas de vuelo y lo cazaron más rápido, pero como este mamífero se transformo en polígamo dejó más descendientes evitando la extinción, haciendo que sus manadas fueran más grandes ayudándolo no solo con los depredadores sino también con las presas, obteniendo alimento más fácil y rápido. Según Halliday, quien refuta esta idea, señala: "En la especie humana, la receptividad continua y el estro no aparente de la hembra, se han interpretado como mecanismos para confundir al macho en cuanto al momento en que la hembra es fértil. Esto tendría como consecuencia que el macho no pueda prever cuando serán efectivas las copulas extra-pareja y por lo tanto disminuye el beneficio de esa estrategia"

Otras ventajas adaptativas que da la poligamia es que, en el caso de la poliginia, la hembra protege al gameto que le ha costado mucho producir, y tras el nacimiento de la cría, sigue cuidándola dándola de mamar. Dado que el macho solo aporta el gameto masculino (espermatozoide) que le ha costado poco producir, intenta aparearse con muchas hembras para transmitir sus genes a la descendencia aumentando así su eficacia biológica. Mientras que en la poliandria, la hembra se reproduce con muchos machos cuando el ambiente es muy favorable (hay mucho alimento) ya que aunque la cuesta producir sus gametos (óvulos) puede reponer ese gasto energético rápidamente y no gasta en el cuidado de la descendencia debido a que el macho se ocupa de ella.


Selección sexual
 Debido a nuestro linaje evolutivo, los humanos, como buenos mamíferos deberíamos ser polígamos, sino por qué entonces una especie tan frecuentemente descrita como monógama es tan hipersexual. Los animales monógamos, por definición, no tienen que competir por reproducción y, como resultado, se suelen caracterizar por un bajo nivel de sexualidad. De acuerdo con Ryan y Jethá los humanos están en la cima de una reducida lista de especies que practican sexo por placer. Escriben que “ningún animal gasta más tiempo en actividad sexual como Homo sapiens”. Entre los primates la única especie monógama es la de los gibones, cuyas infrecuentes copulaciones sólo están destinadas a la reproducción, lo que los hace mejores seguidores de las reglas sociales de nuestro país, que algunos otros mexicanos.

En “The descent of Man” (La descendencia del hombre), Charles Darwin escribió “Aquellos que más han estudiado el tema (particularmente el antropólogo Lewis Henry Morgan) creen que el matrimonio comunal fue la forma original y universal de matrimonio en todo el mundo”. No obstante, desde el siglo XIX los antropólogos han luchado por cómo identificar la estructura de apareamiento de los humanos. En 1967 el Atlas Etnográfico de George P. Murdock reportaba que sólo el 14.5% de las sociedades modernas preindustriales podían ser clasificadas como monógamas. Aun así, en occidente, los investigadores se refieren con frecuencia a los humanos como “monógamos seriales”, basándose en el patrón de repetidos matrimonios monógamos a lo largo de la vida de hombres y mujeres. Pero siendo que la mitad de los divorcios ocurren por infidelidad, y que 1 de cada 25 padres crían hijos sin saber que no son suyos. Se podría abundar en muchos casos que apoyen la poligamia humana, pero baste con señalar que la mayoría de los encuentros sexuales entre parejas de nuestra especie no tienen un fin reproductivo, sino únicamente placentero (la homosexualidad es un fuerte prueba de ello).


Poliandria
 Sin embargo, socialmente en los humanos, es peor vista la poliandria que la poliginia, lo anterior lo baso en algo que alguna vez escuche: “una llave que abre muchas puertas se le llama llave maestra, pero una cerradura que se abre con cualquier llave no es de buena calidad”… ya que nuestra cultura nos impone el estereotipo sobre una “buena mujer” que sea pura y casta hasta el matrimonio. Aunque para la sociedad católica actual toda la poligamia (hombres o mujeres) está muy mal vista, cuando biológicamente, todos los seres humanos, tenemos necesidades de buscar placer y por supuesto de dejar nuestra propia descendencia.

Hay que resaltar que en estas acciones no se pierde el respeto a tu pareja; le estas dando libertad y comprensión, no la estás atando o marcando como tú propiedad. No hay que dejar que la sociedad defina lo que quieres o no quieres hacer, está en ti elegir si quieres reprimir lo que biológicamente tienes y quieres o elegir el tipo de pensamiento que más te agrade.

Para terminar solo quisieramos dejar una pregunta al aire: ¿Se podría considerar a la poligamia adecuada o inadecuada?

3 de marzo de 2012

Face book o Darwinismo social

Por Juan Carlos Pérez Vertti Rojas



En una plática entre dos chicas, una le comentaba a la otra que un muchacho estaba entusiasmado por conocerla, a lo que le respondió: “pues si acaso lo dejo ser mi amigo en Face”.

No cabe duda que en estos tiempos las relaciones en la sociedad nos acercan a una nueva forma de selección natural, la que hacemos a través de los medios masivos de comunicación con el face, el twitter y el (tal vez ya obsoleto) e-mail. La sociedad humana basa sus principios en la comunicación, que es la forma de asistirnos unos a otros, sin embargo a través del tiempo la comunicación, aunque suene raro, cada vez es más impersonal. Aunque las distancias físicas se ven recortadas con los medios electrónicos, estos paradójicamente resultan una barrera para establecer contacto entre las personas. Esta conducta social parece ser un caso más para el llamado Darwinismo Social.

Los hechos y causas que permitieron a la raza humana llegar a la civilización constituyen uno de los temas que más ocuparon a los filósofos y pensadores a través de los siglos. En 1848, la publicación del Manifiesto Comunista ofrece una visión revolucionaria de la cuestión, que coloca al hombre y su actividad a nivel social en el centro del progreso histórico. Esta visión no puede obviamente satisfacer a la nueva clase dominante, la burguesía, que vive con entusiasmo el pleno ascenso del sistema capitalista. Por una parte, este ascenso se basa en una ideología especialmente orientada hacia el individualismo, y por otra parte, es demasiado pronto para la burguesía concebir, incluso a nivel estrictamente intelectual, la posibilidad de una superación del capitalismo.

Cuando once años más tarde, Charles Darwin publicó el resultado de sus trabajos sobre la evolución de los organismos como resultado de la selección natural, es tentador para la burguesía encontrar una pista de exploración del desarrollo de las sociedades humanas que se basaría precisamente en mecanismos de selección de los individuos más adaptados. Esta tendencia, que se agrupa bajo el término "darwinismo social (DS)" es aún activa hoy aunque sus hipótesis quedan aún por demostrar y su postulado inicial, la lucha competitiva por la existencia, fuese descartada rápidamente por el mismo Darwin en lo que se refiere a la evolución del hombre.

El DS extrapola la teoría de la evolución de Charles Darwin al campo social, así a fines del siglo XIX, se intentó justificar el imperialismo mediante el argumento de que los individuos y colectividades con mayor capacidad serían los más aptos para sobrevivir, en tanto que aquellos que carecían de esas cualidades estarían condenados a la extinción o a la supeditación. El hombre blanco, con su depurada técnica, organización y superior civilización estaría facultado para “civilizar” y utilizar en provecho propio a los pueblos inferiores. El DS desembocó directamente en el racismo y la xenofobia.

"El DS es una especie de sociología cuyos postulados son:

a) que, el hombre formando parte de la naturaleza, las leyes de las sociedades humanas son, directa o casi directamente, las leyes de la naturaleza;

b) que las leyes de la naturaleza son la supervivencia del más apto, la lucha por la vida y las leyes de la herencia;

c) que es necesario que el bienestar de la humanidad vele por el buen funcionamiento de estas leyes en la sociedad.

Así, el DS puede definirse como la rama del evolucionismo que postula una divergencia mínima, o nula, entre leyes de la naturaleza y leyes sociales, ambas sujetas a la supervivencia del más apto, y considera que estas leyes de la naturaleza proporcionan directamente una moral y una política.

Se distinguen dos formas de DS:

1. La individualista: considera que el organismo social básico es el individuo y que, sobre el modelo de una lucha entre individuos de una misma especie, las leyes fundamentales de la sociedad son la lucha entre individuos de un mismo grupo, cuya lucha entre grupos étnicos (o razas) no es más que la extensión. El representante más conocido de esta ideología es un contemporáneo inglés de Darwin, Herbert Spencer, para él, la sociedad produce y forma elementos brillantes que serán seleccionados para permitir a esta sociedad seguir progresando. A partir de la teoría de Darwin, el concepto de Spencer se vuelve, aplicado a la sociedad, la "selección del más apto". El DS, como se le llamará después de su exposición por Spencer, coloca en principio la superioridad de la herencia sobre la educación, es decir, la preponderancia de los caracteres innatos sobre los caracteres adquiridos. Si los principios de la selección natural efectivamente funcionan en la sociedad, conviene simplemente no obstaculizarlos para garantizar el progreso social y la desaparición a largo plazo de las "anomalías" como la pobreza o las distintas incapacidades.

2. El holista, considera que el organismo social básico es la sociedad, que el motor de la historia es la lucha entre razas, y que la lucha entre individuos de un mismo grupo es una ley secundaria, o incluso un hecho perjudicial a la supervivencia de la raza.

La ciencia nunca, incluso a veces con la mejor de las voluntades, ha llegado a demostrar las hipótesis básicas del "darwinismo social", también  mal llamado con el "eugenesismo" o asociado con el.

Ya el nombre de esta corriente de pensamiento es incorrecto: Darwin no es el padre del eugenismo, ni del liberalismo económico, ni de la extensión colonial, ni del racismo científico. Darwin tampoco es malthusiano.

Para Darwin, el hombre es también producto de la evolución y se coloca por tanto en el proceso de selección natural. Pero en el hombre, el proceso de lucha para la supervivencia no va a pasar por la eliminación de los más débiles: «Nosotros hombres civilizados, al contrario, hacemos lo posible para poner un freno al proceso de eliminación; construimos asilos para los idiotas, los lisiados y los enfermos; instituimos leyes sobre los pobres; y nuestros médicos despliegan toda su habilidad para conservar la vida de cada uno hasta el último momento. Vale decir que la vacunación preservó a miles de individuos que, a causa de una escasa constitución, antes habrían sucumbido a la viruela. Así pues, los miembros débiles de las sociedades civilizadas propagan su naturaleza (Darwin 1871, -El origen del hombre-)." En ésta última obra, Darwin partía de que la evolución era un hecho, y pretendió a partir de ahí explicar (entre otras cosas) cómo las diversas concepciones morales podrían haber evolucionado a través de la selección natural.

Para Darwin, en contraste con la teoría de la moral basada en el Derecho Natural, las “facultades morales del hombre” no eran originales e inherentes a él, sino que habrían evolucionado a partir de “cualidades sociales”, y éstas tampoco serían originadas, sino adquiridas “a través de la selección natural, ayudadas por los hábitos heredados”. Igual que la vida surgió de elementos no vivos, la moral surgió de elementos no morales. Por tanto, ya desde el principio Darwin rechazaba los argumentos sobre el Derecho natural del estoicismo y del cristianismo, según los cuales los humanos eran seres morales por naturaleza. En lugar de eso, asumió que los seres humanos eran por naturaleza asociales y amorales y que sólo se habrían convertido en sociales y morales históricamente. Los “instintos sociales” del hombre (como los de otros animales sociales) eran el resultado de variaciones en el individuo que suponían algún tipo de ventaja para la supervivencia. Los que nacían con instintos sociales más fuertes se unían con otros formando tribus más fuertes, más homogéneas y más efectivas. Los que nacían con poco o ningún instinto social resultaban eliminados en la lucha por la supervivencia.

“Las personas egoístas y que despreciaban a los demás no podrán establecer relaciones sólidas entre sí, y sin esas relaciones no puede llevarse nada a cabo”. Por encima y más allá de los instintos sociales, los particulares instintos “morales” (tales como la fidelidad y el valor) superaron la selección natural porque beneficiaban a la tribu en su conjunto, en cuanto que hacían que se “desarrollase y se impusiese sobre otras tribus” en las “incesantes guerras de los salvajes”.

Lo que llamamos “conciencia” fue también el resultado de la selección natural. Darwin la describió como un “sentimiento de insatisfacción que se produce de forma inevitable (…) a partir de cualquier instinto no satisfecho”.

Al final del El origen del hombre Darwin hace una advertencia de carácter eugenésico: “El hombre revisa con un cuidado escrupuloso el carácter y el pedigrí de sus caballos, de su ganado y de sus perros antes de cruzarlos; pero cuando se trata de su propio matrimonio rara vez toma tales precauciones, si es que alguna vez lo hace”. Si queremos al menos evitar la regresión evolutiva, o lo que es mejor, si queremos “avanzar aún más”, los seres humanos “deberíamos permanecer sometidos a una severa lucha”. Esto llevó a Darwin a sugerir que la monogamia había dejado de ser útil y que “debería existir una competencia abierta entre todos los hombres, de modo que los más capaces no deberían verse constreñidos por las leyes o las costumbres para llegar más lejos y procrear el mayor número de hijos”.

Las ideas de Darwin no sólo revolucionaron la biología, también afectaron a otras áreas, como la sociología (Herbert Spencer), la antropología (Lewis Henry Morgan), la economía (Karl Marx, Thorstein Veblen), la política (Walter Bagehot), la literatura de ficción (Joseph Conrad, Jack London, Jules Verne, H. G. Wells), la poesía (Robert Browning, Alfred Tennyson, Walt Whitman), la lingüística (William Dwight Whitney), la filosofía (Charles Pierce, John Dewey, Henri Bergson), y la psicología (William James, Sigmund Freud).

De lo dicho debería resultar claro que, por muy deficientemente que Darwin se comportase en su vida personal y por muy reticente que fuese a atacar directamente a la religión, sus teorías tuvieron el efecto de proporcionar una base científica para el racismo, la eugenesia y el socavamiento del Derecho Natural judeocristiano. Todo ello no era algo ajeno a su visión científica de la evolución: fueron derivaciones de su teoría que el mismo Darwin realizó al aplicarla a la naturaleza humana. Y en los puntos en que Darwin quizás se mostró reticente a atacar directamente el edificio teológico y moral que el cristianismo había construido a lo largo de los dieciocho siglos anteriores, sus seguidores tomaron el relevo con cada vez mayor audacia conforme pasaban los años. Como veremos más adelante, sobre los cimientos sentados por Darwin otros muchos, desde Francis Galton o Ernst Haeckel, en el pasado, hasta Peter Singer, en nuestros días, han construido la Cultura de la Muerte.

23 de enero de 2012

CONSEJOS PARA REDACTAR BIEN

Por Juan Carlos Pérz Vertti Rojas

Ahora que están un poco estresados escribiendo sus ensayos, haciendo su estudio sobre vertebrados, pues ahí les van unos cuantos consejos para que su trabajo está bien presentado y sea entendible:

1º- Lo primero hes conoser vién la hortográfia.

2º- Cuide la concordancia, el cual son necesaria para que Ud. no caigan en aquellos errores.

3º- Y nunca empiece por una conjunción.

4º- Evite las repeticiones, evitando así repetir y repetir lo que ya ha repetido repetidamente.

5º- Use; correctamente. Los signos: de, puntuación,

6º- Trate de ser claro; no use hieráticos, herméticos o errabundos gongorismos que puedan jibarizar las mejores ideas.

7º- Imaginando, creando, planificando, un escritor no de aparecer equivocándose, abusando de los gerundios.

8º- Correcto para ser en la construcción, caer evite en transposiciones..

9º- Tome el toro por los cuernos y no caiga en lugares comunes.

10º- ¡Madre del amor hermoso!... creo a pie juntillas que deben evitarse las antiguallas.

11º- Si algún lugar es inadecuado en la frase para poner colgado un verbo, el final de un párrafo lo es.

12º- Pon cuidado en las conjugaciones cuando escribáis.

13º- No utilice nunca doble negación.

14º- Es importante usar los apóstrofo's correctamente.

15º- Procurar nunca los infinitivos separar demasiado.

16º- Relea o escrito, y vea si palabras.

Espero que estos consejos les sean útiles y los ayuden a ser menos ignorantes...

3 de enero de 2012

Insectos, relojes de la muerte

Por Juan Carlos Pérez Vertti Rojas



La entomología forense es la rama de la biología que estudia los insectos asociados al proceso de descomposición cadavérica, lo que la convierte en una herramienta útil para esclarecer incógnitas que rodean a los cadáveres encontrados en circunstancias particulares. En muchos países, los estudios sobre entomología forense son amplios y utilizan esta ciencia como herramienta legal. Sin embargo, aún faltan investigaciones que enriquezcan y fortalezcan esta ciencia para lograr que se convierta en una herramienta legal y que sea parte fundamental en el análisis de las escenas de crimen.

Los insectos son el grupo de animales más exitoso y abundante del mundo, con cerca de un millón de especies descritas. Muchas especies de moscas (Diptera) y escarabajos (Coleoptera) son atraídas por los cadáveres, donde se alimentan, viven y crían dependiendo de sus preferencias biológicas y del estado de descomposición.

Historia

El primer documento sobre un caso resuelto por la entomología forense se remonta al siglo XIII y se encuentra en un manual chino de medicina legal, el cual refiere a un homicidio en el que apareció un labrador degollado por una hoz. Se describe que el día después de la muerte, el investigador pidió a todos los labradores que pusieran su herramienta de trabajo (hoz) en el piso. Trazas invisibles de sangre atrajeron moscas a una única hoz. Confrontado con la evidencia el dueño de la hoz confesó su crimen.

El uso de insectos en la rama forense empezó a trabajarse como ciencia a mediados del siglo XIX. En el año 1850, Bergeret hizo la primera determinación del tiempo de muerte en un cadáver, basándose en el desarrollo de las larvas y pupas que contenía. Este fue uno de los primeros casos en que la evidencia entomológica fue admitida en un tribunal de justicia. Posteriormente, Megnin expandió los métodos de sus predecesores, proponiendo que un cuerpo expuesto al aire sufre una serie de cambios, En el año 1978, Leclercq publicó "Entomología y Medicina Legal: Datación de la Muerte" y, en 1986, Smith publicó "Manual de Entomología Forense". A partir de este momento la trayectoria de la entomología forense ha venido en asenso. Uno de los trabajos más destacados es la obra de Jason Byrd y James Castner, titulada "Forensic Entomology: The Utility of Arthropods in Legal Investigations", publicado en el año 2001. Greenberg y Munich publican "Entomology and the Law: Flies as Forensic Indicators", donde se describen las moscas de importancia forense.

Aunque la entomología forense no es aún una herramienta legal en algunos países, la recopilación de datos permite utilizarla como complemento en algunos casos forenses.

Descomposición de un cadáver

El proceso de putrefacción de un cuerpo atraviesa cuatro etapas desde que se presenta la muerte hasta la descomposición completa.

Estado fresco

Comprende desde el momento de la muerte hasta que la persona se hincha. En el interior del organismo empieza un proceso de fermentación anaerobia por parte de los microorganismos que se encuentran en el sistema digestivo.

Estado hinchado

Debido al proceso de fermentación el cuerpo comienza a acumular gases hasta adquirir una apariencia voluminosa, lo que origina una presión en el cuerpo, desde el interior hacia el exterior. Debido a esta presión se iniciará la salida de líquidos, de heces y mucosas por el ano, y rotura de piel en las zonas de más tirantez, por lo general las de la región abdominal (incluso, algunos llegan a explotar). En este momento los insectos han puesto sus huevecillos y hay un desarrollo larvario.

Estado de descomposición activa

Después de la salida de gases y el consumo extendido de todos los tejidos blandos por parte de las larvas necrófagas, es perceptible a gran distancia el olor pútrido, y las grandes masas de larvas en su desarrollo y trayectoria van dejando un reguero de líquidos que empapan los aledaños del cadáver.

Estado de descomposición avanzada

Esta fase comprende la desaparición de las larvas de los dípteros consumidores del cadáver. Los restos del cuerpo sólo comprenden pedazos de piel, huesos y cartílagos duros. A esta fase también se le denomina seca.



La entomología forense y su utilidad

La entomología forense interpreta la información que suministran los insectos como testigos indirectos de un deceso, donde la patología clásica no provee todos los datos necesarios para resolver un caso. Los objetivos principales de esta ciencia son: determinar el intervalo post mortem a través del estudio de la fauna cadavérica, establecer la época del año en que ocurrió la muerte y verificar si un cadáver ha sido trasladado. Esta información, sin duda, da certeza y apoyo a otros medios de datación forense. De igual manera, esta ciencia puede ser utilizada para vincular al sospechoso con la escena de crimen o a su presencia anterior en el lugar de los hechos, relacionando la actividad de llegada de los insectos con los grupos que se encuentran en un área determinada.



¿Por qué insectos, qué tienen en particular para ser usados en la ciencia forense?

Algunas moscas tienen características que las hacen únicas para ser utilizadas en la ciencia forense; la primera y más importante es su hábito alimenticio, son los primeros animales que llegan a un cadáver. Muchas de estas especies son necrófagas y se alimentan directamente de cadáveres en su estado larvario. Los dípteros de mayor importancia pertenecen a las familias Sarcophagidae, Calliphoridae y Muscidae. Otras características de las moscas están relacionadas con su morfología y fisiología, como la capacidad de detectar el olor emanado por un cadáver a kilómetros de distancia y el tamaño pequeño que les facilita el acceso a casi cualquier lugar, ya sea un sótano, el baúl de un auto o una habitación cerrada, logrando ser las primeras en hallar un cadáver. Además, su capacidad de volar les permite desplazarse a grandes distancias en tiempos relativamente cortos.

Las moscas como relojes biológicos

Hay cadáveres que tardan meses en ser descubiertos y, en estos casos, el estudio de los insectos que se han alimentado del cuerpo es, en muchas ocasiones, el único método fiable para calcular el intervalo post mortem. Los insectos, y en particular algunas especies de moscas, acuden de inmediato a los cadáveres, incluso antes de que el difunto haya expirado y por muy escondido que se encuentre. Es por ello que el ciclo de vida de las moscas permite determinar este intervalo, si se considera el tiempo que tardan en pasar de un estado a otro. La metamorfosis completa de la mosca consta de cuatro estados bien definidos. El huevo es seguido por un período larval de intensa actividad alimenticia, con posterior ingreso a uno de inmovilidad (pupa), período en el cual se desarrollan las características del adulto, quien surge pasadas una o dos semanas.

El análisis de los huevos de moscas colectados de los cadáveres (disección, microscopia óptica y microscopia electrónica) puede ayudar a los investigadores en la estimación precisa del intervalo post mortem. Los huevos incuban típicamente en uno a tres días, dependiendo de la especie y las condiciones ambientales. El examen del estado embrionario muestra el tiempo de oviposición y, por lo tanto, el tiempo de muerte. Las larvas de mosca crecen rápidamente, pasando por tres estadios larvales antes de alcanzar su tamaño final. Estas se crían juntas en grandes números y se mueven entorno al cadáver promoviendo, así, la diseminación de bacterias y secreción de enzimas, lo cual hace posible el consumo de los tejidos blandos del cadáver. El desarrollo de las larvas tarda varios días dependiendo tanto de la especie, de las condiciones ambientales, como del número de larvas presentes. A mayor temperatura y mayor humedad relativa el insecto se desarrollará más rápido y viceversa. Por ejemplo, Chrysomya rufifacies (Calliphoridae) tarda en pasar de huevo a adulto 612 horas a 15.6 ºC, 289 horas a 25 ºC y 180 horas a 32 ºC. Si tenemos en cuenta un modelo de referencia donde el desarrollo de las larvas de dípteros es una curva de crecimiento, entonces la mejor estimación de la edad para una larva es el valor que corresponde a su tamaño en la curva, es decir, una línea horizontal trazada desde un valor en el eje del tamaño de la larva, intersecaría con la curva de crecimiento directamente sobre la edad de la larva.

Sucesivas oleadas de insectos visitan el cadáver en función de sus apetencias necrófagas, los últimos en aparecer son algunos coleópteros y los ácaros que se encargan de hacer desaparecer el pelo y las ropas del difunto.

Cada una de estas especies necrófilas acuden a los cuerpos de forma predecible y con una pauta perfectamente determinada que permite a los investigadores precisar, con cierta exactitud, el momento de la muerte.

Hasta los cadáveres llegan también otros artrópodos oportunistas, que se alimentan no sólo del cuerpo en descomposición, sino de los propios insectos que han colonizado el cadáver, lo que afina aún más el estudio de los entomólogos.

La pauta de desarrollo de los insectos cambia radicalmente según la temperatura, la humedad y el lugar en el que ha quedado expuesto el cuerpo del fallecido. Por eso, los investigadores colocan termómetros en el lugar del hallazgo y comparan los datos recogidos con los facilitados por la estación de Meteorología más cercana.

Biología, preferencias y medio ambiente

El ambiente es esencial cuando se va a estimar el intervalo post mortem (IPM), dado que el desarrollo de cualquier insecto está influenciado por las condiciones ambientales y por el microclima, es por ello que la aplicación de la entomología forense requiere un conocimiento preciso de la mecánica y los factores ambientales que pueden intervenir con los procesos de colonización, tiempo de desarrollo y descomposición de los cadáveres. Para determinar el IPM es fundamental saber cuáles insectos se encuentran en la zona, por tal razón, el primer estudio es identificar la entomofauna asociada a la descomposición cadavérica del lugar.

Los factores más importantes a tener en cuenta son: temperatura, humedad relativa, pluviosidad, radiación solar y nubosidad. Además, se deben tener en cuenta factores tales como tipo de vegetación, follaje, cobertura y desniveles del terreno. Cada especie tiene preferencias con respecto a su hábitat, el cual influye en la presencia o ausencia de ciertas moscas sobre el cadáver, el clima es un factor determinante para el establecimiento de las especies. Las moscas también tienen preferencia por los lugares soleados o sombreados. Los géneros Lucilia y Sarcohaga prefieren condiciones soleadas, mientras que el género Callíphora refiere condiciones de sombra. Por lo tanto, en cuerpos encontrados dentro de casas uno esperaría encontrar especies de Calliphora y no de Lucilia o Sarcohaga.

El microclima juega un papel importante en el proceso de descomposición. La vegetación proporciona una humedad relativa elevada, además de protección contra la radiación solar y la lluvia, generando un medio favorable para que el desarrollo de las larvas se acelere y el tiempo de descomposición disminuya. En escenas en interiores es igualmente necesario recolectar datos como temperatura, existencia de calefactores automáticos, aires acondicionados y posición del cadáver con respecto a las puertas y ventanas.

La preferencia de los insectos por el estado de descomposición del cadáver permite ver una clara sucesión durante el proceso de descomposición. Primero llegan los dípteros necrófagos (Calliphoridae, Sarcophagidae y Muscidae), luego los coleópteros necrófagos (Silphidae, Dermestidae, y Scarabaeidae) y los depredadores (Syrphidae, Staphilinidae, Forficulidae, Histeridae, Carabidae Vespidae y Cleridae), seguidos por dípteros saprófagos, parasitoides tales como himenópteros y algunos ácaros colémbolos y hormigas que se encargan de limpiar los huesos. Durante la fase avanzada llegan principalmente múscidos y posteriormente escarabajos derméstidos.

Pero el estudio de la fauna cadavérica no sólo puede ayudar a fijar el momento del deceso. También puede, a falta de restos cadavéricos suficientes, arrojar luz sobre las causas y las circunstancias de la muerte. Los investigadores analizan los insectos que se han alimentado del cuerpo a la búsqueda de drogas, venenos o restos de pólvora. Se estudian también los animales recogidos bajo el cadáver, para descartar la posibilidad de que éste haya sido trasladado de lugar. También se examinan los estómagos de las larvas a la búsqueda de restos de DNA del fallecido.






BUEN INICIO DE AÑO