El 30 de julio de 1985 los periódicos publicaban acerca de una rara enfermedad que padecía un viril actor llamado Rock Hudson, el de 2 de octubre de ese mismo año el actor muere y el diagnóstico del fallecimiento fue SIDA. Inmediatamente los noticiarios empezaban a escribir que una plaga divina atentaba contra los homosexuales, sin embargo, Hudson no era considerado como tal y se estableció una niebla de escepticismo alrededor de dicha enfermedad. Fue hasta 1987 cuando Farookh Bulsara declaró a los medios que había contraído SIDA que la especulación acabó. Farook, o mejor dicho Freddie Mercury, el vocalista de Queen, gay confeso, muere el 24 de noviembre de 1991 a causa de una neumonía resultado de su lucha contra el SIDA.
¿Pero por qué es hasta esta década de los ochenta que el mundo se entera de tan devastadora enfermedad?Hay muchas especulaciones al respecto, pero una de ellas nos habla de la “Guerra abiológica”. El término en si nos puede dar escalofrío y desafortunadamente es una realidad en los combates que se libran en nuestros tiempos. Sin duda los gérmenes son relativamente más baratos que los explosivos de alto poder y son fáciles de cultivar. No obstante, aun con la tecnología actual las armas bacteriológicas son extraordinariamente difíciles de controlar, son inestables y presentan una variedad de problemas para ser proyectadas, diseminadas y almacenadas.
A pesar de que repercute no sólo directamente a ti sino a toda tu descendencia, poca gente sabe cómo comenzaron las guerras biológicas.
No podríamos hablar de civilización, de no ser por el desarrollo, diversificación y expansión de la producción de alimentos, no obstante, la vida sedentaria trajo de inmediato nuevos peligros. Las enfermedades infecciosas del ganado (sarampión, influenza, tuberculosis, malaria, plaga, cólera y viruela, entre otras) mutaron para atacar al hombre. Las primeras víctimas de las epidemias de origen animal fueron los propios ganaderos; muchos murieron pero los supervivientes lograron volverse inmunes a algunos de estos males, los cuales han sido los peores azotes en la historia de la humanidad.
La increíble potencia devastadora de los gérmenes se puso en evidencia con epidemias como la muerte negra, en la que peste bubónica aniquiló una cuarta parte de la población europea entre 1346 y 1352. Las epidemias jugaron un papel fundamental cuando los pueblos que tenían ganado vacuno (que portaban los gérmenes), chocaron contra pueblos que carecían de éste (y que estaban desprotegidos inmunológicamente). Así, la conquista de América tuvo lugar después de que millones de nativos murieron por los gérmenes (se estima que en uno o dos siglos las epidemias aniquilaron al 95% de una población cercana a los veinte millones) y no por las armas de los invasores.
La peor epidemia de la historia tuvo lugar al término de 1918, cuando la influenza (o gripe española) mató a más de 21 millones de personas. Sí, nos referimos a esta misma enfermedad que azoto a la población mexicana el año pasado y se difundió por todo el orbe y que muchos creyeron que se trataba de una mala campaña gubernamental.
No pasó demasiado tiempo para que alguien tuviera la idea de usar gérmenes infecciosos como armas. De esa manera se ha documentado que los asirios envenenaban pozos con un hongo del centeno (siglo VI antes de nuestra era); que los tártaros lanzaron cuerpos infestados de la plaga dentro de la ciudad crimea de Kaffa en 1346, y se sabe que durante la guerra de 1754 a 1767, colonos blancos de Norteamérica repartieron cobijas que habían sido usadas por pacientes enfermos de viruela a los "indios beligerantes" que deseaban exterminar. Más tarde los japoneses experimentaron ampliamente con agentes patógenos en la región de Manchuria.
Virus del SIDA |
No tardaron en realizar investigaciones sobre armas biológicas tanto los gringos como, los en ese entonces, soviéticos, quienes descubrieron que no se podía tener control sobre las plagas. Es “por lo peligroso” que, tanto los rusos, como los estadounidenses se comprometieron a eliminar sus programas ofensivos de armas bacteriológicas al suscribir la convención de 1972 (al cual se adhieren casi todas las naciones). No obstante, ambos han violado el tratado prácticamente desde que lo firmaron, argumentando que su trabajo en el campo tiene fines defensivos.
Los soviéticos comenzaron a expandir sus programas de armas bacteriológicas en 1973. Ningún otro programa superó las ambiciones niponas hasta que la Unión Soviética desarrolló la red de centros de investigación Biopreparat, que consistía en dieciocho institutos, seis plantas de producción de bacterias, complejos de almacenamiento de patógenos en Siberia y la isla de pruebas Vozrozhdeniye. Los rusos tuvieron éxito con numerosos agentes "convencionales", como ántrax, tularemia y fiebre Q, las cuales son efectivas pero no se contagian de una persona a otra; además hicieron armas con viruela, la cual es extremadamente contagiosa y altamente mortal. Sin embargo en 1979 contaminaron la ciudad de Sverdlosk con ántrax, causando un número indeterminado de muertes.
También exploraron otras enfermedades más exóticas como el virus de Marburg, ébola y otras fiebres hemorrágicas. A partir de 1983 (la curiosa década con la que empezamos) comenzaron a manipular genéticamente diversas bacterias y virus para hacerlos más resistentes, más mortíferos y para producir quimeras aterradoras como el ébola-viruela y tal vez como el SIDA.
Fred Mecury |
La conclusión es tuya, no hay ningún registro del SIDA antes de esta década, y las explicaciones acerca de su aparición y distribución son muy variadas, e incluso algunas hasta causan risa.
Me despido con una frase de Mercury:¿Así que piensas escupir mis ojos, así que piensas amarme y luego dejarme morir? No nene, no me puedes hacer esto a mi… (Bohemian Rhapsody, 1975)